Dedico estas letras a Maluyi, mi esposa, amiga, compañera, confidente y cómplice en esta aventura llamada vida.
Lo que a continuación escribo y comparto contigo, son tan sólo algunas herramientas que he ido aprendiendo y puesto en práctica en mi vida, y que me han ayudado a mí, y me han permitido ayudar a otras personas a través de mi práctica de coaching, a vivir una vida mejor e incluso a alcanzar una mayor paz interior, y una mayor satisfacción.
Antes de empezar te pido que pienses que “No vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos”. Siendo así, te invito a que empecemos con este proceso de descubrir y dar forma a “La mejor versión de ti”.
El Despertar
Cada mañana acostumbro abrir los ojos, voltear hacia la ventana, ver el día, me pongo de pie, me doy un buen baño, me arreglo, tomo algo de desayuno y, dependiendo de los compromisos que tenga en el día, me dispongo a salir de casa al mundo real. Imagino que, con las variantes personales de cada quien, es lo mismo que haces tú, al igual que cualquiera.
Sin embargo ¿te has dado cuenta de que la mayoría de la gente no despierta en verdad?
A través de mi trabajo como coach, he tenido la oportunidad de platicar con muchas personas acerca de sus trabajos, de su desempeño, de sus relaciones, de sus problemas personales, y una de las cosas que me he dado cuenta es que, no importa si se trata de un ejecutivo, de un estudiante, de una ama de casa o de un hombre jubilado, todos hemos pasado grandes periodos de nuestras vidas sin realmente estar despiertos, sin realmente estar vivos, o por decirlo de otro modo, sin vivir todo nuestro potencial.
Todos alguna vez hemos pasado por periodos de tristeza/depresión, o de apatía, o hemos caído en la rutina, o nos hemos quedado en la peligrosa zona de confort, factores a los que me gusta llamar como los sueños-trampa; y aun cuando aparentemente no nos va tan mal, o no la estamos pasando tan mal, algo dentro de nosotros mismos nos dice que podríamos estar mejor, que deberíamos estar mejor, que merecemos algo mejor.
Te pido que me concedas en este momento el beneficio de la duda, pero estoy segura de que tú mereces ser muy feliz, tener un trabajo que te agrade, tener relaciones afectivas efectivas y bienestar en todas las áreas de tu vida. Créelo tú también. No vengo a intentar motivarte, ni convencerte de ello. Mi intención es acompañarte en este proceso a fin de que despiertes a la mejor versión de tu vida, y ayudarte a desarrollar las habilidades que te permitan generar el dinamismo que te sirva para descubrir posibilidades de crecimiento en cada momento.
Antes de continuar permíteme confesarme como tú más grande admiradora. Te admiro porque simplemente al momento de estar leyendo este libro, u otros que traten de herramientas para mejorar tu calidad de vida, estás manifestando tu hartazgo a la mediocridad, al medio creer, al medio vivir. En verdad creo que puedes estar mejor, que puedes hacer y lograr más de tú vida, y creo que te lo mereces, te debes a ti mismo ese despertar a la mejor versión de ti.
Ahora bien, vamos a empezar con este proceso del despertar, y, antes que nada, requerimos saber en qué sueño trampa estamos. Lo complicado con los sueños-trampa, como con la mayoría de los sueños, es que muchas veces, mientras estamos soñando, no nos damos cuenta, aún a pesar de que muchas cosas en y durante el sueño nos parezcan increíbles e incluso absurdas, como cuando sueñas que vuelas por los aires, o que tienes superpoderes. En la vida ocurre lo mismo. El ser infeliz, el tener baja autoestima, el no sentirse satisfecho, el no encontrar consuelo, el no saber cómo entablar relaciones exitosas… todo ello, son situaciones incompatibles con tu vida, y al despertar podrás darte cuenta que se trataba de tan sólo un sueño.
Cuando soñamos con situaciones fuera de la “realidad”, al pensarlo un poco, nos podemos dar cuenta de que estamos en un sueño. De igual forma a fin de ir despertando, te propongo te hagas las siguientes preguntas, pero a fin de poder despertar, te pido vayas más allá de un sí o un no, de un bien o de un mal, pon piel en tus respuestas, arriésgate a conocerte un poco más.
¿Cómo describirías tu estado de ánimo?
¿Describe cómo te sientes físicamente?
¿Cuáles son tus relaciones personales más importantes?
¿Cómo está tu relación con tu familia?
¿Con tus amigos?
¿Con tus compañeros de trabajo/escuela?
¿Cómo describirías tu situación amorosa?
¿Tu vida sexual?
¿Tu desarrollo profesional?
¿Tus metas, tus sueños?
¿El trabajo y/o escuela?
¿Tu situación financiera?
¿Cómo te sientes en el mundo?
¿Cuál fue el problema más reciente que tuviste que enfrentar?
¿Cuál fue la pérdida más reciente en tu vida?
¿Cuáles han sido tus victorias más grandes?
¿Cuál ha sido tu más grande logro?
¿Cuántas veces te has reinventado?
Lo más sencillo en estas preguntas, si te das cuenta, sería responder: “bien”, “mal”, “equis”; y sin embargo, el dar este tipo de respuestas, tan cortas y automáticas, puede ser señal en sí mismo, de que andamos en algún sueño trampa, como por ejemplo la apatía, la depresión o el conformismo. Por eso es que te pido que te tomes tu tiempo, para dar una respuesta amplia, que logres definir el cómo te encuentras y empezar a hacer un autodiagnóstico de tu situación.
Posiblemente de una primera revisión a tus respuestas puedas pensar que las cosas no van tan mal, incluso en algunos aspectos puedes llegar a sentir que van bastante bien. Te felicito si es así, pero aún en dicho caso, te invito a preguntarte si es posible el estar mejor, el sentirte mejor, y más allá de ti: ¿es posible que las personas a tu alrededor estén mejor, que el mundo entero pudiera estar mejor si desarrollaras tu todo potencial?
La calidad de vida de una persona, no tiene tanto que ver con las cosas que posea; sin lugar a dudas muchas de esas cosas hacen más fácil la vida, y también un tanto más agradable, pero a veces corremos el riesgo de volvernos una posesión de esas cosas, o de en vez de usarlas, llegar a amarlas, llegando a usar a las personas. Desde mi punto personal de vista, la calidad de vida tiene más que ver con las personas que existen en ella, las que han estado en nuestra historia, el cómo se encuentran, el cómo nos hacen sentir. Y créelo el hecho de que tú desarrolles tu potencial te permitirá que agregues más valor a tu vida, a tu trabajo y a las personas a tu alrededor.
Cabe aclarar que no tengo nada en contra de las cosas materiales, tal como te dije hacen la vida más fácil, y en ocasiones un tanto más agradable, simplemente sugiero no perder de vista a la persona, a las personas, al impacto que tienen en nuestras vidas y nosotros en las de ellos, y a nuestra capacidad de agregar valor.
Volviendo al tema de tus respuestas y de la posibilidad de siempre estar y sentirte mejor, te propongo poner piel en la vida. ¿Recuerdas cuando jugabas de pequeño a la pelota?, ¿cómo te divertías más?: ¿jugando a intentar no mancharte, no rasparte, no despeinarte; o jugando a divertirte simplemente? Igual es la vida, puedes intentar jugar a vivir seguro, lo cual sea dicho de paso es lo más peligroso hay, o bien, puedes vivir, raspándote a veces, pero disfrutando de la vida. El mayor riesgo en la vida es vivir una vida sin riesgos.
“Por cada herida una cicatriz, por cada cicatriz una historia que cuenta un: sobreviví”
Comparto contigo la única receta en el mundo para no equivocarte: No hagas nada, no digas nada, no intentes nada, de hecho, no seas nada. ¡Relájate! Equivocarse es parte de estar vivo, es la inversión que se debe hacer por obtener el éxito. Hay sólo dos cosas trágicas respecto a equivocarse. La primera es no aprender del error, la segunda es reciclar los errores.
Al respecto me gusta siempre pensar en este ejemplo: Imagínate que estamos tú y yo en tu cocina, en una cálida mañana de verano. Yo intento preparar una deliciosa y refrescante jarra de agua de limón. Tomo la jarra, le pongo agua, hielos, azúcar y ¡¡¡guayabas!!! Inmediatamente tú al ver esto me invitas a repasar el proceso de preparación del agua de limón. Yo tomo en cuenta tu observación y empiezo de nuevo. Tomo la jarra, le pongo agua, hielos, azúcar y de nuevo pongo guayabas. De seguir con este proceso, nunca he de obtener el agua de limón que los dos deseamos, sin importar cuán grande y honesto sea mi deseo por preparar agua de limón, sin importar mis mayores esfuerzos, mientras siga agregando guayabas en vez de limones, lo más que podremos beber será agua de guayaba. Einstein definía a la locura como el realizar las mismas acciones y esperar resultados distintos.
“Si quieres obtener algo que nunca has conseguido, tienes que estar dispuesto a hacer cosas que nunca has hecho”
Te has preguntado ¿por qué fracasa la gente?, ¿por qué no alcanzan sus metas?, ¿por qué no obtienen, a pesar de sus “esfuerzos”, el bienestar que esperan para sus vidas?
Te comparto mi personal punto de vista, la gente fracasa porque es FÁCIL. Así es, medítalo un poco. Si fracasar fuera difícil, si implicara esfuerzo, ¿crees que alguien fracasaría? Resulta obvio que no, si fracasar fuera difícil, puedes tener por seguro, que nadie se embarcaría en dicha empresa.
La gente falla en alcanzar el mejor nivel de sus vidas, precisamente porque deciden, por lo general de forma inconsciente, no esforzarse, no intentar nuevas maneras de enfrentar los retos, más aún, deciden no ir a cazar nuevos retos. Es más sencillo, más cómodo, el hacer las cosas como siempre se han venido haciendo, como todos lo hacen, como todos dicen que debe de hacerse; esperando con ello, seguir obteniendo los mismos resultados, aunque ello implique el no alcanzar el máximo nivel de nuestra vida.
Einstein definió la locura como “hacer las mismas cosas, esperando obtener resultados distintos”. Lo más probable sería pensar, que haciendo las mismas cosas obtendríamos los mismos resultados; sin embargo, en el mundo actual, el hacer las mismas cosas, no nos asegura, ni siquiera, obtener los mismos resultados, sino por el contrario, nos puede lleva a obtener cada vez resultados menos favorables.
Ponte a pensar, la sociedad actual cada vez es más competitiva, en todos los ámbitos y sentidos imaginables, por lo que, mientras que tú, te esfuerzas en hacer las mismas cosas y mantener el mismo nivel, hay alguien más que está aplicando nuevas acciones y que está obteniendo resultados distintos, quizá sus resultados no sean favorables a tus ojos en este momento, pero son diferentes. Recuerda que el camino al éxito esta pavimentado por errores, los cuales nos llevan a alcanzar un mayor aprendizaje y por consiguiente un nuevo nivel. Así de esos resultados puede llegar a encontraro parte del proceso de aprendizaje)guien mo por el contrario, nos lleva a obtene
La teoría general de sistemas nos dice que un sistema tan sólo puede lo que su estructura le permite. De tal forma, nosotros, los seres humanos, tan sólo podemos lograr lo que nuestra estructura (física y mental) puede. Es aquí donde los desafíos nos brindan una gran herramienta. Cada reto que decidimos enfrentar nos amplía nuestros limites.
Los límites de nuestra estructura están marcados por cómo pensamos, por nuestros juicios y por nuestros miedos, por la forma en que interpretamos la realidad y por cómo la enfrentamos. La forma en que hacemos las cosas está determinada por estos límites, por ello es que, lo más fácil, sería continuar haciendo lo mismo, conformándonos con el estado actual de las cosas, esperando que se mantengan así de forma constante, olvidando que lo único constante es el cambio.
Por todo lo anterior, es que el primer consejo para vivir mejor y obtener mayor bienestar en tu vida, es: muévete voluntariamente fuera de la zona de confort, desafía tus límites (enfrenta tus miedos y cuestiona tus juicios), amplía tu estructura, y alcanza una nueva mejor versión de ti mismo. El liderazgo y la maestría personal se obtiene dominando el arte de lo incómodo.
A eso yo le llamo poner piel. Arriesgarse es gran medida comprometerse. ¿Qué opinas si nos arriesgamos a vivir?
Amor y Respeto
Empecemos con la persona más importante, TÚ.
Imagina que tu cantante favorito, después de muchos años de esperarlo, va a dar un concierto en tu ciudad. Has ahorrado durante varios meses para comprar el mejor boleto. Has renunciado incluso a algunas cosas para ahorrar para tu boleto, y has comprado un lugar en la mejor posición para verlo. El lugar que compraste está ubicado en una zona general, en donde dependerá de la hora que llegues, la ubicación desde donde podrás presenciar el espectáculo. El día del concierto es hoy. Llegaste desde varias horas antes para asegurarte de tener el mejor lugar. Se abren las puertas del estadio y te ubicas donde deseabas. Poco a poco va entrando la gente y justo antes de iniciar el concierto, te percatas que ahora estás veinte lugares atrás de donde estabas originalmente. Varias personas se te “colaron”, recibiste varios empujones, y por no tener problemas fuiste perdiendo tu lugar. ¿Cómo te sientes al respecto?, ¿Qué harías?
Ahora imagina que el concierto de que hablamos es tu vida, y que de igual forma tenías el lugar especial para vivirla, pero que, poco a poco, has ido perdiendo tu lugar, tu espacio. Y lo que es peor aún, te das cuenta de que quien más te ha empujado y te ha faltado al respeto en ese proceso, has sido tú mismo. ¿Cómo te sientes al respecto?
La mayoría de las personas no nos percatamos de ésta situación hasta que ya nos encontramos fuera del estadio, o en la última fila de nuestra propia vida.
Todo esto ocurre sin que nos demos cuenta de forma clara. Vamos viviendo nuestras vidas y no nos detenemos a pensar. Como te decía al inicio, muchas veces pensamos que las cosas no van tan mal, incluso en algunos aspectos, pensamos que nos va bastante bien. En ocasiones, medimos nuestra vida por indicadores que no son del todo confiables, y ¿sabes por qué?, porque no nos hacemos las preguntas realmente importantes, y al no hacernos las preguntas, no nos queda otra alternativa que comprar las respuestas prefabricadas que nos vende el mundo, o en el peor de los casos, suponemos las respuestas que los demás están esperando para nuestras vidas, y ya sea que sepamos o no sus expectativas, renunciamos a nuestro derecho de vivir y traicionamos a quien pudimos haber llegado a ser.
Deja que brille tu Luz, dale oportunidad al Universo de alegrarse al escuchar tu canción. Una buena manera de ser cada vez un poco más feliz, es vivir la vida desde una perspectiva de amor y respeto, tanto para ti mismo, como para todo lo que ocurre y existe a tu alrededor. El ver el mundo de esta forma, inevitablemente te llevará a experimentar gratitud por tu vida, y a ser compasivo y genuinamente tolerante con los demás. Deja que brille tu Luz, e ilumina a los demás y ayúdales a descubrir lo mejor de ellos mismos. Agrega valor a tu vida, agregando valor a la vida de los demás. Al respecto, comparto contigo el siguiente texto de Marianne Williamson:
“Nuestro miedo más profundo no es que seamos inadecuados. Nuestro miedo más profundo es que seamos poderosos más allá de cualquier medida. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad lo que más nos asusta. Nos preguntamos, ¿Quién soy yo para ser brillante, magnífico, talentoso, fabuloso? La pregunta relevante sin embargo es: ¿Quién eres para no serlo? Eres hijo de Dios. Tu pequeñez no le sirve al mundo. Todos podemos brillar, como lo hacen los niños. Nacimos para hacer manifestar la gloria de Dios que está entre nosotros. La misma no se otorga solamente a algunos de nosotros, sino que está en todos. Y, mientras que dejemos que nuestra propia luz brille, inconscientemente le damos permiso a otra gente a hacer lo mismo. Del mismo modo en que fuimos liberados de nuestro propio miedo, nuestra presencia libera automáticamente otros.”
Los miedos
A fin de seguirte acompañando en la búsqueda del amor y el respeto que te mereces dar a ti mismo, me gustaría que platicáramos un poco respecto al principal saboteador de nosotros mismos, se llama MIEDO y que viene a cuento siguiendo con la idea del texto anterior.
Esto que estoy por compartirte, te cuento que lo aprendí una fría noche de insomnio, me sentí profundamente angustiada. Los demonios y fantasmas que vivían en el sótano de la casa, me vinieron a visitar. Tuve miedo del futuro, me sentí insegura, desprotegida, sola, abandonada, estancada en mi “segura” zona de confort. Sin razón aparente me preocupaba perder mi trabajo, perder a mi esposa, a mis padres, perder el cariño de mis amigos, ser rechaza, no tener suficiente dinero... En fin, puedo resumirlo en que pase una noche de perros. ¿Te ha pasado?, ¿te suena familiar la escena?
Imagino que en alguna medida has pasado por momentos así. Todos lo hemos vivido. El miedo es también parte natural de nuestras vidas. Lo único malo, es que hemos aprendido a tenerle miedo al miedo, a no enfrentarlo. Huimos tanto de nuestros miedos, que nos alcanzan y al final acabamos siendo sus presas.
“A lo que resistes, persistes”
El miedo no es malo, como te digo, es parte de la vida, y la verdad sea dicha, cada uno de tus miedos esconde las áreas en las que puedes trabajar para alcanzar una nueva y mejor versión de tu vida. Y no me refiero a ese miedo de terror de las películas, me refiero a esas estructuras mentales que nos hemos creado, o que nos han impuesto y que limita el despertar de la mejor versión de ti. Por eso es que, en vez de tratar de evitar a tus miedos, te sugiero enfrentarlos, conocerlos, platicar con ellos, ponerte de forma voluntaria en las situaciones que te dan miedo y actuar, tomar la responsabilidad de llevar tu vida a un mayor nivel.
De un modo u otro, todos los seres humanos tenemos los mismos miedos. Todos tenemos miedo de fallar, de equivocarnos; aunque no lo creas, solemos también tener miedo al éxito; tememos el rechazo, y por eso muchas veces no pedimos lo que queremos, porque suponemos que nos dirán que no; tenemos miedo a no ser lo suficientemente buenos, o inteligentes, o capaces; por consiguiente tenemos miedo a ser diferentes, a ser nosotros mismos, y entonces tratamos tanto de parecernos a los demás que dejamos de ser nosotros, cometiendo el peor de los crímenes: la auto traición; nos da miedo perder el control, por temor a lo desconocido, al cambio; tememos no tener lo suficiente, y entonces llenamos nuestras vidas de cosas materiales sin preocuparnos primero por llenar nuestro interior; tememos a enfermar, a morir; y también nos da miedo el amor y el ser felices.
¿Cuáles son tus miedos? Muchas personas viven sus vidas con miedos, sin siquiera atreverse a conocerlos, o sin siquiera identificarlos realmente como miedos. Por eso es que, de nuevo, te invito a que empieces por conocer tus miedos. Con mayor conocimiento de esos miedos, encontrarás modos de tomar mejores decisiones y con ello obtener mejores resultados.
¿A qué le tienes miedo?
¿Cuándo sentiste ese miedo por primera vez?
¿Qué no haces por ese miedo?
¿Qué efecto tiene no hacer eso en tu vida?
¿Qué efecto tiene no hacer eso en tus relaciones?
¿Qué crees que cambiaría si no sufrieras de ese miedo?
¿Qué habilidad o conocimiento te hace falta para acercarte a ese miedo?
Estas y preguntas similares te pueden servir para ir conociendo más tus miedos. Otra herramienta poderosa es darles voz a esos miedos. ¿Te das cuenta que a veces le tenemos tanto miedo a nuestros miedos que no hablamos de ellos, que se convierten en parte de ese amplio catálogo de tabús de los que preferimos no hablar? Una opción es que busques a alguien con quien puedas hablar de ello, o en su defecto, que escribas sobre ese miedo que te aqueja. Es una buena forma de acercarte a tus miedos, pero sobre todo, enfréntate a tus miedos, veras como con el conocimiento de ellos, y con el decidir tomar acción al respecto irás viendo como empequeñecen.
Te aviso que vencer un miedo no implica no volver a tener miedo, vendrán más miedos, pero créeme, estarás en forma y con mayores herramientas para irlos enfrentando.
También te comentaba que en ocasiones ni siquiera nos damos cuenta de que tenemos algunos miedos. Te explico un poco esta idea: En ocasiones como te decía al principio, llegamos a pensar que nuestra vida no está tan mal, vivimos en una ceguera “cómoda” que es la zona de confort, y aun cuando pensamos que nuestra vida no va del todo mal, incluso pensamos que en algunos aspectos va muy bien, de vez en cuando se nos escapa esa envidia, celos o coraje por el éxito de alguien más, o de su buena fortuna, o peor aún, tratamos de buscar razones mentirosas que nos permitan sentirnos cómodos de no tener ese nivel como: “seguro hizo trampa”, “ha de estar haciendo algo ilegal”, “sí, pero es que él/ella nacieron con suerte”, “es que él/ella es especial”, “es que él/ella tiene dones/atributos/cualidades que yo no tengo”…, con lo que nos sentimos perdonados de exigirnos más de nosotros mismos.
Las Relaciones
Uno de mis grandes maestros un día me enseño que el “bien vivir” se basa en 4 relaciones:
Contigo mismo
Con los demás
Con los conceptos
Con la divinidad
Analicemos primero la relación que mantenemos con nosotros mismos. Quizá las siguientes preguntas te sirvan de guía para identificar el cómo se encuentra la relación con la persona más importante en este planeta: Tú.
¿Cómo soy?, ¿cómo me veo a mí mismo?
¿Qué palabras usaste para definirte?
Aquí pon mucha atención a las palabras con las que te definiste y medita respecto a ellas, ya que en ocasiones podemos ser demasiado indulgentes o demasiado severos con nosotros mismos. Revisa estas palabras, y si bien no te excedas en vanidad al definir tus cualidades, tampoco seas tan exigente para no reconocerlas en su justa proporción. No olvides que todos tenemos luz y sombra en nuestro ser, y en ocasiones en la sombra también están nuestras fortalezas. Lo que en esta primera definición puedes estar considerando un defecto, puede ser en verdad una fortaleza que te ha ayudado a alcanzar objetivos en tu vida.
¿Cómo me veo a mí mismo en mi pasado?, ¿cómo me veo ahora?, ¿Cómo me veo en 5, 10 años?
¿Cómo me cuento la historia de mi vida como víctima o como protagonista?
¿Cómo me relaciono conmigo mismo?, ¿cómo me hablo?, ¿cómo me trato?, ¿me doy reconocimiento por lo que hago?, ¿me festejo mis logros?, ¿me critico?, ¿me juzgo?, ¿me castigo?, ¿siento culpa?
Un punto que considero de vital importancia respecto a la relación que tienes contigo mismo es el cómo te hablas a ti mismo. Considera que en muchas ocasiones nuestros problemas en la vida y con los demás se refieren en última instancia a nuestra actitud, y esta se deriva del cómo interpretamos el mundo, basado en nuestros conocimientos, experiencias, pensamientos, y del cómo nos tratamos a nosotros mismos.
Piensa en el caso de una persona que tiene muy mala actitud y que constantemente se queja de no recibir reconocimiento por lo que hace por parte de sus padres, familiares, amigos, compañeros de la escuela, o del trabajo. Si lo analizas más de cerca, puedes observar que el primero que no se reconoce es él mismo, ya que el reconocimiento propio es el que en verdad tiene un valor; el de los demás, si bien nos hace sentir mejor, puede ser falso, o con segundas intenciones, y aun cuando fuese sincero, puede que no reconozca todas las cualidades que posee la persona. Por ello es que en el caso de esta persona que estamos pensando, pudiera ser que ella misma no se esté reconociendo de forma satisfactoria y requiera constantemente de un reconocimiento externo. Vayamos más adentro. ¿Qué le pudo ocurrir a esta persona para no reconocerse?, ¿qué aprendió de lo que le enseñaron respecto del propio reconocimiento?
¿Te das cuenta? Nos estamos refiriendo a qué conversaciones tiene esta persona consigo misma, formadas en base a lo que aprendió y en torno a esos juicios es que ha ido formando una actitud que en estos momentos quizá no le estén permitiendo relacionarse de un modo más efectivo.
¿Soy auténtico o vivo para complacer las expectativas de los demás? Y en cuanto a las expectativas de los demás ¿las sé o simplemente pienso que esperan o piensan de mí?
Resulta muy difícil quizá el ser totalmente auténtico en la mayoría de las ocasiones, sin embargo, resulta aún más difícil cuando vivimos tratando satisfacer las expectativas que tienen los demás de nosotros. A este respecto es que te sugiero la pregunta anterior. ¿Realmente sabes cuáles son las expectativas que tienen los demás de ti, o tan sólo las supones? Y en todo caso, de saber las expectativas que los demás tienen de ti, éstas son de ellos. Lo importante sería preguntarte si éstas expectativas son compatibles con quien tú eres y con lo que tú quieres en la vida.
¿Cómo percibes que las demás personas se sienten a tu alrededor?, ¿cómo podrías hacer para que las personas se sientan distintas cerca de ti?
Ahora echemos un vistazo a las relaciones con los demás:
¿Cómo me relaciono con los demás?,
¿Quién soy yo en mis relaciones con los demás?,
¿Cómo me comunico en mis demás relaciones?,
¿Qué conversaciones con los otros prefiero no tener?,
¿Qué temas prefiero no tratar con los demás?,
¿Qué conversaciones doy por supuestas en mis demás relaciones?
Generalmente asumimos muchas cosas al relacionarnos con los demás, y del mismo modo, o tal vez como resultado de lo que asumimos y de lo que pensamos que los demás piensan, tampoco nos mostramos tal como somos. Generamos a nuestro alrededor una máscara con la cual nos vamos relacionando con el mundo.
Yo te preguntaría, ¿te consideras buen(a) amigo(a), hermano(a), hijo(a), novio(a), trabajador(a)?, seguramente tu respuesta es afirmativa. Si te pregunto ¿Qué haces para serlo?, posiblemente puedas darme una enorme lista de acciones que llevas a cabo en beneficio de esa relación. Ahora bien, ¿le has preguntado a la otra parte en la relación qué puedes hacer para que esa relación sea mejor? O ¿las acciones que realizas las haces asumiendo lo que el otro siente, piensa y quiere?, o mejor aún, las realizas según lo que la sociedad, la familia, los demás te han dicho que es ser bueno o buena en tal relación. Créeme no hay nada más triste que hacer perfectamente bien algo que no se tenía que haber hecho desde un principio.
El preguntarle a la otra parte en una relación las formas o modos en que ella siente que podrías llevar la relación a un mejor estado, te da a ti la responsabilidad y el poder de cambiar las relaciones en tu vida. Obvio con el consecuente compromiso interno de en verdad trabajar en los puntos en los que puedes, platicar los puntos que te costaría más trabajo y llevar a cabo las acciones que mejoren tu vida.
Siguiendo con tus relaciones con los demás, faltaría aún preguntarnos acerca de las acciones y conductas del otro ¿Qué ves en la acción del otro? A la acción del otro ¿le pones alguna intención? (maldad, bondad, desagrado, indiferencia); ¿la ves en base a expectativas tuyas que te decepcionan? Espero que la redacción que he intentado usar en las preguntas anteriores te lleven a observar que en todo caso el juicio de intención de la acción del otro es tuya, igual como las expectativas también son tuyas, a menos de que dichas expectativas las hayas hecho del conocimiento del otro y que el No haya sido una opción. Si el No no era opción, entonces el sí del otro tampoco es un compromiso.
Ahora, respecto al juicio de intención, en aquellas acciones o conductas del otro que tú ves como que fueron hechas con una intención negativa hacia ti, ¿existe alguna otra opción por la cual el otro haya actuado de tal forma que no haya sido específicamente para generarte un mal?, de ser así, ¿Cuál sería?, ¿podría tratarse de incapacidad, de ignorancia o de torpeza? ¿Cómo te sientes al ver la acción del otro desde este punto de vista? ¿Puedes reconocer incapacidad, ignorancia o torpeza en conductas tuyas?, ¿dichas conductas pudieron haber afectado a alguien más?
Continuando con las preguntas de tus relaciones con los demás y ya adentrándonos al terreno de tu relación con los conceptos:
¿Qué declaraciones mantienes pendientes?
Te Amo,
Gracias,
Perdóname,
Te perdono,
Me perdono,
Sí
No
Ya basta
¿Con quienes tienes éstas declaraciones pendientes?
¿En qué te beneficiaría el pronunciarlas?
Hablando de conceptos ¿qué definición tienes de palabras como: trabajo, responsabilidad, dinero, riqueza, fortuna, bienestar, felicidad, éxito, fracaso, tristeza, abundancia, amistad, valores, justicia, disciplina, orden, caos, familia, obstáculo, error, el otro, padre, madre, Dios…?
¿de dónde provienen esas definiciones?
¿te son útiles?
Analicemos más a fondo las definiciones que acabas de escribir. Te brindo un caso de mi experiencia: Uno de los primeros coachees que depositó su confianza en mí, es un alto ejecutivo en una empresa productora de televisión. Cuando comenzamos a platicar la palabra disciplina era muy recurrente. Al preguntarle por su definición de disciplina mencionó términos como: “Es muy difícil… es hacer cosas que no me gustan… porque es lo correcto” ¿Cuántas veces ocupó términos pesados para definir disciplina?, ¿crees que con estos términos tan pesados podía acercarse a la definición de disciplina? Tras conversar un par de sesiones definió la disciplina como “vencerse a sí mismo todos los días” ¿Cuál de las dos definiciones te parece más fácil?... Para mí la segunda. Suena mejor y más sencillo y más estimulante el vencerte a ti mismo, es más, a mí me suena como un reto, que comparto, de encontrar una mejor versión de mi a cada momento.
¿Cuántas palabras pesadas usas en tus definiciones? (suponiendo que dichas definiciones sean totalmente tuyas)
¿Cómo redefinirías los términos, de modo que te sean más accesibles?
Y vámonos entonces a la pregunta más trascendente:
¿Cuál es el sentido de tu vida?, ¿Qué le da sentido a tu día a día?, ¿Qué hace que brillen tus ojos? ¿Cuál es el sentido de tu vida en este momento?
Dicen que la vida es un flujo continuo sin sentido… ¿te hace sentido? Y si la vida no tiene sentido, ¿no crees que eso te da la oportunidad de darle un sentido a la tuya?
Del mismo modo, considero importante el que reflexiones un poco acerca de los conceptos relacionados con la relación en pareja. Te propongo analices los conceptos de: relación, pareja, intimidad, compromiso, sexo, respeto, amor, comunicación, libertad, matrimonio, familia. ¿Qué definiciones tienes de estos conceptos?, ¿Qué juicios tienes al respecto?
Concepto de mujer: ¿qué es una mujer?, ¿qué es una mujer en la relación de pareja?, ¿cuáles son las capacidades, habilidades que pone la mujer en la relación de pareja?, ¿cuáles son los puntos fuertes y los puntos débiles de la mujer, que al estar en pareja se complementan con la pareja?;
Las mismas preguntas en relación con el hombre;
¿Cuáles son los tipos de hombre y de mujer que tú identificas?
¿Qué tipo de mujer/hombre eres tú?
¿Cuáles son los roles que mujer y hombre, cada uno, desempeñan en la pareja y fuera de la pareja?, ¿quién te dijo que esos eran los roles que cada uno DEBE de asumir?;
Como puedes observar, seguimos platicando acerca de ti, de quien eres, de cómo piensas, de cómo te relacionas tú con tu mundo. Al respecto, quizá sea interesante echar un vistazo a los arquetipos que conforman tu personalidad, y tratar de identificarlos, sus puntos fuertes y las áreas de oportunidad que puedes aprovechar.
Es importante que antes de trabajar sobre el tema pareja descubras tú los conceptos que tienes, que los cuestiones en cuanto a su definición (¿de quién es esta definición en la que creo?, ¿es mía?, ¿es de mis padres, maestros, compañeros, medios de comunicación, iglesia, personas a las que les otorgué cierta autoridad?) y de igual forma cuestionarlos de acuerdo a su utilidad (¿para qué me sirven estos conceptos?, ¿me siguen siendo útiles?, ¿me estorban?, ¿me limitan?)
Ahora bien, sigamos adelante. También es importante que empecemos a preguntarnos respecto a la relación de pareja:
¿Qué definición tienes de una relación de pareja?, ¿cuál es la dinámica de esa relación?, ¿cuáles son los objetivos que persigue?, ¿qué roles se supone que debe de tener cada uno de sus miembros?, ¿quién DEBE hacer qué?, ¿quién DEBE de actuar cómo?... Las respuestas a estas preguntas son ¿tuyas?, ¿te son útiles?; y sobre todo, ¿qué doy?, ¿qué espero?
Ya que logres desarrollar estos conceptos, y que logres identificar de donde proceden estas ideas/juicios, y que en su caso decidas actualizarlos y llevarlos más a piel (es decir que los modifiques haciéndolos auténticamente tuyos) quizá te sientas en mejor lugar para poder empezar a trabajar respecto a ti en relación de pareja;
¿Cómo eres tú como pareja? Aquí te pido trates de desarrollar lo mas que puedas tu respuesta. Coméntame tus gustos: libros, películas, tipo de comida, bebida, viajes, paseos (museos, lugares, playa, bosque, ciudades, parques, restaurantes, bares, discos, etc.), tu tipo de carácter, mascotas, conceptos relativos a tu relación con tu familia, hijos, dinero, discusiones, religión, aspectos de desarrollo profesional, roles que te gusta asumir en la pareja. También que cosas no te gustan en general, y cosas que son un NO en la que pudiera ser tu pareja (alcohol, cigarro, actitudes, lenguaje, religión, ideas, etc.). Adicionalmente una descripción tuya, expresando quien eres, como eres, como te percibes a ti misma.
Vamos ahora con la otra parte de la relación. ¿Cómo te gustaría que fuera esa pareja? Trata de ser específica, de mencionar los intereses en común que desearías compartir con esa pareja, lo que te resulta atractivo en una pareja; platícame cómo es esa pareja en cuanto a su trabajo, carácter, gustos, físico, conceptos, etc.
Y obvio es necesario el identificar ¿Qué tipo de relación quieres con esa persona?, ¿Cómo te gustaría fuera la dinámica de pareja?, ¿Cómo quisieras fuera la colaboración entre ambos? Es decir, las conversaciones que a veces no has tenido, que has asumido, y que después resultan en conflictos con tus parejas, o en el resto de tus relaciones.
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